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Cierra la Cruz Roja de Cuajinicuilapa: sin auxilios, sin apoyo y sin futuro

Cierra la Cruz Roja de Cuajinicuilapa: sin auxilios, sin apoyo y sin futuro

La delegación de la Cruz Roja Mexicana en Cuajinicuilapa cerró definitivamente sus puertas. Tras años de lucha, abandono institucional y desinterés social, la institución que tantas veces acudió al auxilio de la población terminó por colapsar sin auxilio alguno.

La madrugada del 19 de junio, los fuertes vientos y lluvias agravaron el deterioro de sus instalaciones. Pero lo cierto es que el desastre no fue solo meteorológico, sino social: por años, la Cruz Roja local sufrió un abandono progresivo, el cual ni el gobierno ni la comunidad quisieron —o pudieron— revertir.

“Fue un cierre inevitable, real y correcto”, admitieron fuentes cercanas a la institución. El personal, otrora voluntario y comprometido, se fue retirando uno a uno por la falta de recursos, apoyo y solidaridad. “Muchos que recibieron atención de urgencia ni siquiera dieron las gracias”, se lamenta un testimonio.

Una comunidad apática

El mayor dolor para quienes integraron la Cruz Roja Cuajinicuilapa no fueron las carencias materiales, sino la indiferencia. “No hubo apoyo, no hubo relevos, no hubo empatía”, afirman. El pueblo, salvo contadas excepciones, dio la espalda.

Peor aún: hubo quienes activamente sabotearon su trabajo. “Gente con dolo y envidia minó su credibilidad. Lo hicieron con saña. La traicionaron”, acusan.

Una muerte anunciada

Durante años, se lanzaron convocatorias para sumar manos, para recaudar fondos, para renovar equipos. Nada funcionó. “Fuimos éticos, actuamos por convicción, no por obligación gubernamental. Pero eso nunca fue entendido”, expresan ex voluntarios.

Los dirigentes quedaron solos, agotados, vencidos por el cansancio físico y emocional. Finalmente, tomaron la decisión que muchos ya veían venir: cerrar.

Una pérdida sin consuelo

“Que nadie llore”, cierra uno de los mensajes difundidos por quienes fueron parte del proyecto. La Cruz Roja Cuajinicuilapa fue, dicen, un regalo que la comunidad no supo valorar. “No nos la merecíamos”, concluyen con amarga lucidez.

Hoy Cuajinicuilapa tiene lo que sembró: la ausencia de auxilio. Una Cruz Roja cerrada. Y el eco del silencio, donde alguna vez hubo sirenas de ayuda.

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